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El poder de la Alcachofa

Sin categoría 11/04/2013

La alcachofa es una verdura rica en vitaminas (A y C) y en minerales (fósforo, calcio y magnesio).

Además, posee sustancias que favorecen la pérdida de peso y que benefician al aparato digestivo y al hígado, lo que la convierte en la Reina de las Verduras.

Origen de la alcachofa

El término “alcachofa” (Cynara scolymus) deriva del árabe y significa “lengüetas de la tierra”, en referencia a sus hojas, que en realidad son los pétalos de la flor alcachofera. El origen de esta verdura radica en el norte de África, posiblemente en Egipto. Aunque se consumía ya en época griega, fueron los árabes quienes la introdujeron en Sicilia hacia el siglo XV, extendiéndose luego su consumo por la región italiana de la Toscana. Desde allí, en el siglo XVI, Catalina de Médicis la introdujo en Francia al casarse con Enrique II. Y, en cuestión de años, los principales reinos de Europa ya la consumían.

Ideal para perder peso

Se puso de moda hace unos años por su acción depurativa, que favorece la eliminación de líquidos y dificulta la asimilación de grasas, ideal para la pérdida de peso. Esto se debe a que la alcachofa contiene esteroles vegetales, que limitan en el intestino la absorción de las grasas del colesterol. Es una de las verduras más ligeras, aportando sólo 21 Kcal por cada 100 g.

Digestiva y antiestreñimiento

Su poder digestivo es muy efectivo gracias a la cinaropicrina, una sustancia aperitiva que prepara al organismo para recibir y asimilar mejor los alimentos y que favorece el equilibrio de la flora intestinal. Su alto contenido en fibra, ligeramente superior al de otros vegetales, produce un mayor efecto saciante y previene el estreñimiento al que la consume.

Beneficia al hígado y la piel

Otras sustancias propias de la alcachofa son la inulina, fibra que reduce la concentración de azúcar en la sangre (ideal para casos de diabetes), y la cinarina, un compuesto amargo que favorece la depuración de la vesícula y activa la producción de bilis, evitando la creación de cálculos biliares y disolviendo las grasas rápidamente. Por ello, la alcachofa está indicada para trastornos como la hepatitis A y B, el hígado graso o la dispepsia. Además, al favorecer la desintoxicación hepática, cuida la piel y mejora los problemas dermatológicos crónicos.

Consejos de consumo

Cuando la preparamos fresca, la alcachofa suele oxidarse con facilidad, afectando a su aspecto y a su sabor. Para evitar que ennegrezca, se debe poner en agua fría con un chorro de vinagre o frotarla con un limón partido mientras se corta. Por último, decir que aquellas personas con fermentaciones intestinales deben evitar comer alcachofa, pues su fibra puede propiciar la acumulación de gases y flatulencias.

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